
“Era un recuerdo de familia- dijo enojada. Sabía a qué se refería pero me hice de nuevas: mientras me contaba la historia por enésima vez, se olvidaría del desastre de hija que tenía-. Perteneció a Javier Failde, el confesor de la reina (la reina Victoria Eugenia); un hombre culto y distinguido, un erudito. ¿Que cómo llegó a mis manos? ¡Qué se yo! En una carta avisaba de que enviaría un baúl con libros y manuscritos. Y también el globo terráqueo, el que tú dejaste caer a la calle.”
-Ya… ¿Y los manuscritos…? –la interrumpí con intención de desviar su atención de mi falta- ¿Qué decían los manuscritos, de qué trataban? ¿Quién los tiene? ¿Dónde están ahora?
Ante la avalancha de preguntas, no contestó nada, se limitó a mover la cabeza en un gesto de dejarme por imposible.
No volvió a hablarme de él hasta años después. Fue en Tuy, ante la sepultura de otro antepasado suyo que se encuentra en el interior de la Catedral: “Era deán de la Catedral, tío mío y de Javier Failde; te acuerdas de Javier Failde, ¿no? –Asentí, cómo olvidarlo:
A los 50 años, cuando lo propusieron para Obispo de Sión y Patriarca de las Indias, Javier Failde, inesperadamente, perdió la vida. El rey Alfonso XIII se quedó sin Capellán Real y la reina Victoria Eugenia sin su leal confesor. Según versión oficial, accidentalmente, mientras se afeitaba, se cortó el gaznate.
Los expertos dicen que éso es imposible.
3. Madrid-Hong Kong vía Londres
Imágenes de Polinesia:
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