La mar estaba en calma, la escasa bruma se había levantado y no se avistaba ninguna otra embarcación. Pero sí empezaban a vislumbrarse oscuros promontorios, esparcidos de forma aleatoria, emergiendo a la superficie. En medio de gran quietud y silencio...
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43. La isla de James Bond y otros secretos de Phang-nga
En un pequeño barco a motor, junto con otros pasajeros y una regordeta y sonriente guía nativa, navegábamos por una mar tranquila que permitía acercarnos lo suficientemente a los acantilados como para observar de cerca los efectos de la erosión: ¡Moles...
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